River entró en la etapa decisiva de la temporada con la presión de recuperar terreno en el torneo local y asegurar su boleto a la Copa Libertadores 2026. El DT encontró cierta solidez en la zaga con Martínez Quarta y Lautaro Rivero, aunque en el mediocampo persisten dudas que el propio entrenador deberá resolver. Portillo, Quintero y Lencina asoman como piezas clave en un sector que no termina de consolidarse.
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En el aspecto futbolístico, River necesita reencontrarse con su mejor versión. Las falencias en la generación de juego y la falta de eficacia frente al arco han sido constantes. A pesar de ser uno de los equipos con más remates, el porcentaje de tiros al arco efectivos es bajo y eso explica en parte los resultados recientes. Gallardo busca una identidad más fluida, con posesión y peso ofensivo sostenido.

En defensa, el equipo sigue mostrando grietas que se pagan caro. Las desconcentraciones y la fragilidad en la pelota parada son temas urgentes a corregir. River apenas mantuvo su arco en cero en uno de los últimos ocho partidos, un reflejo de la inestabilidad que lo persigue. Gallardo lo sabe: sin solidez atrás ni eficacia adelante, el cierre del 2025 puede volverse cuesta arriba.
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En los últimos entrenamientos, el cuerpo técnico apunta a ajustar detalles tácticos y recuperar confianza. Gallardo trabaja especialmente en la intensidad, el retroceso y la coordinación en las transiciones. En Núñez confían en que, con el regreso de varios convocados y una semana de trabajo completa, River pueda encontrar respuestas para sostener la ilusión de terminar el año de pie.