River se aproxima a una seguidilla clave con serias complicaciones. A tan solo una semana de visitar a Libertad por la ida de los octavos de final de la Copa Libertadores, y con el clásico ante Independiente en el medio, Marcelo Gallardo se enfrenta a una inesperada escasez ofensiva: sus dos principales incorporaciones de ataque están fuera de combate.
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Sebastián Driussi, quien se lesionó en el debut del Mundial de Clubes, todavía no recibió el alta médica. Aunque el DT había deslizado que podría reaparecer la semana pasada, el panorama se complicó: el tobillo izquierdo aún no responde como debería y su presencia está descartada para este sábado. También es improbable que llegue al cruce en Asunción frente a Libertad, como mínimo para la ida. Su regreso deberá seguir esperando.

A esto se suma la baja de Maxi Salas, quien sufrió un esguince en su rodilla izquierda y estaría disponible recién para el encuentro de vuelta en el Monumental. Entre ambos, River invirtió cerca de 20 millones de dólares. Hoy, no tiene a ninguno. El problema no es solo económico: lo deportivo también aprieta. Con Facundo Colidio más cómodo partiendo desde los costados, la única referencia en ataque que queda es Miguel Borja, justo en su momento más cuestionado.
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Gallardo tendrá que decidir si sostiene al colombiano como titular ante Independiente, apostando a recuperar su confianza, o si reserva piernas pensando en Paraguay. Lo concreto es que el margen se achicó y el DT deberá ser creativo en una delantera que quedó al límite justo cuando empieza la parte más brava de la temporada.