Con apenas dos fechas por disputar, River se encuentra en una encrucijada. El Millonario ocupa el tercer lugar en la tabla anual con 52 puntos, detrás de Boca (56) y Vélez. Una victoria en el Superclásico lo mantendría con vida en la pelea por la clasificación directa a la fase de grupos, pero un empate o una derrota podrían dejarlo incluso fuera del repechaje. En Núñez, la presión es total: ganar se volvió una obligación más que una opción.
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El escenario es claro. Si River vence a Boca, sumará 55 unidades y llegará a la última fecha dependiendo de sí mismo para entrar al repechaje o, con una ayuda ajena, a la zona de grupos. Si empata, deberá esperar resultados de Argentinos Juniors y Riestra, que acechan con 51 puntos. Y si pierde, quedará muy comprometido: podría caer a puestos de Copa Sudamericana si alguno de sus perseguidores gana.

Aun así, el Millonario mantiene una carta extra: la posibilidad de acceder por vía deportiva si conquista el Torneo Clausura. Esa sería la única manera de asegurarse la clasificación directa sin depender de la tabla anual. El cuerpo técnico lo sabe y por eso la consigna para el domingo es clara: ganar para seguir soñando.
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El partido en La Bombonera no solo definirá una parte del campeonato, sino también gran parte del 2026 de River. Gallardo, consciente de lo que hay en juego, busca devolverle competitividad y orgullo a un equipo que se quedó sin margen de error. En Núñez lo entienden mejor que nadie: el Superclásico puede ser el inicio de la recuperación o el golpe final de una temporada irregular.