Tan en el subsuelo fue la noche de River que lo mejor que le pasó al equipo fue lo que todavía no pasó: iniciar la revancha con vida. Ese detalle se transformó en la única certeza tras un partido que pudo liquidarse mucho antes. La épica vuelve a ser el salvavidas de un ciclo que parece condenado a sufrir. Ese concepto repetido muestra también que River no logra imponer condiciones de arranque.
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Herido de muerte, aturdido y groggy ante un Palmeiras que se sintió local en el Monumental, el equipo de Gallardo llegó a estar al borde del colapso. La primera parte fue un festival de errores que lo expuso a un papelón histórico y que incluso pudo cerrarse con un 0-3 lapidario. Sin embargo, en el segundo tiempo reaccionó y hasta acarició el empate en la última jugada.

Las estadísticas marcan que Gallardo siempre sufrió en las idas contra brasileños en el Monumental. Entre 2015 y 2021, perdió cuatro partidos y empató uno, todos sin goles a favor. Aun así, en tres de esas cinco series logró revertir la historia en Brasil, apelando a esa épica que hoy vuelve a ser imprescindible. El patrón se repite y el desafío es el mismo: ganar donde duele más.
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La mejoría del complemento, con Palmeiras más replegado, dio un respiro y dejó con vida la serie, aunque no alcanzó para despejar las dudas. Ahora River debe preparar una semana cargada de fe e ilusión, sabiendo que la historia pide revancha. Si logra dar vuelta el cruce, será una de las grandes gestas del ciclo Gallardo. Si no, otra eliminación volverá a golpear la puerta de Núñez.