La Copa Argentina volvió a quedar en el centro de la polémica. No por un fallo arbitral, ni por una sorpresa futbolística, sino por el premio que recibió Gonzalo Montiel, elegido figura del partido entre River y San Martín.
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El gesto generó sorpresa y burlas en redes sociales, sobre todo por el contraste con otras competencias profesionales donde los galardones incluyen bonos económicos, trofeos personalizados o acuerdos con marcas. Aquí, en cambio, el premio pareció más digno de una rifa barrial que de un torneo nacional.
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El premio en cuestión fue un set de herramientas como reconocimiento individual. A esto se suma otro dato que no pasó inadvertido: el premio para el equipo campeón del torneo no llega ni a los 250 mil dólares, demasiado poco por ser la "Liga de los Campeones del Mundo".
Mientras tanto, algunos clubes parecen tener viento a favor. Barracas Central, por ejemplo, acaba de inaugurar un nuevo estadio y proyecta un predio en Miami. En contraste, la mayoría de las instituciones pelea con lo justo. La Copa Argentina, que nació con espíritu federal, hoy parece más una parodia que una verdadera celebración del fútbol nacional.