El 14 de mayo de 2015, el Superclásico de vuelta por los octavos de la Copa Libertadores terminó en escándalo. Cuando River salía del vestuario para jugar el segundo tiempo en La Bombonera, seis jugadores fueron atacados con gas pimienta por una facción de la barra de Boca, liderada por Adrián "Panadero" Napolitano. Ponzio, Funes Mori, Driussi, Vangioni, Kranevitter y Martínez sufrieron quemaduras en ojos y piel, agravadas por el agua. El partido estuvo más de una hora demorado, mientras el veedor de Conmebol intentaba calmar a los jugadores xeneizes que temían incidentes mayores si se suspendía.
Mientras los futbolistas de River eran atendidos por el cuerpo médico, los de Boca se quedaron parados en su campo, simulando que el juego podía continuar. Hasta voló un dron con el fantasma de la B. Finalmente, se anunció la suspensión y River se retiró acompañado solo por Arruabarrena. El informe oficial tardó horas en redactarse y ocupó más de cinco carillas. Días después, la Conmebol descalificó a Boca, impuso sanciones económicas y deportivas, y River siguió su camino hacia el título continental.