Gustavo Costas no logra dejar atrás la novela que marcó el último mercado de pases: la salida de Maxi Salas a River. Meses después de aquella transferencia que agitó a las dirigencias y dividió al mundo Racing, el entrenador volvió a exponer su molestia en un acto público, confirmando que la herida sigue abierta. Lejos de bajar el tono, sumó nuevas frases para reforzar su postura.
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La operación se había gestado en medio de tensiones. Al saberse que Salas no renovaría su contrato, Marcelo Gallardo inició gestiones desde Núñez para llevarlo por encima de la cláusula de rescisión. Sin embargo, la dirigencia de Racing, encabezada por Diego Milito, pidió una cifra mayor y el delantero terminó ejecutando su salida. River abonó 8 millones de dólares y el pase quedó envuelto en polémica, alimentada por las primeras críticas del propio Costas.

Esta semana, en una fiesta de la filial Luján, el DT volvió a dirigirse a los hinchas sin mencionar a River por su nombre: dijo que "el otro club" había dañado a Racing en la pretemporada y pidió "no dejarse dividir" por lo ocurrido con el delantero. Sostuvo que ese conflicto fue el inicio del mal año futbolístico y remarcó que la prioridad debe ser "cuidar el escudo", apuntando nuevamente al episodio que dejó cicatrices internas.
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La novela también tuvo la voz de Sebastián Saja, director deportivo de la Academia, quien tiempo atrás había cuestionado la metodología de River en la negociación y defendido el derecho del jugador a elegir destino. Con el correr de los meses, el caso Salas sigue generando repercusiones y, mientras el delantero intenta asentarse en Núñez, en Racing el fastidio por su partida continúa siendo un tema sensible.