El cierre de año de River está marcado por un clima tenso y un rendimiento que no da respuestas, y en ese contexto la situación de Enzo Pérez ocupa el centro de la escena. El capitán, símbolo del ciclo más exitoso de Gallardo, quedó fuera del once tras la eliminación ante Palmeiras y su rol se redujo al de un suplente inesperado en plena crisis futbolística. Su falta de minutos en compromisos decisivos encendió rumores sobre un posible final anticipado de su etapa en Núñez.
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La lesión que sufrió en Brasil fue un punto de inflexión. El corte profundo en el muslo izquierdo, que requirió sutura y un reposo más largo de lo previsto, lo obligó a un reacondicionamiento especial. Sin embargo, una vez recuperado físicamente, el mediocampista no recuperó el lugar que ocupó durante siete años. Portillo se mantuvo como titular, Castaño alternó, y el capitán quedó como opción secundaria incluso en semifinales y en la derrota ante Gimnasia.

El golpe más fuerte llegó en el Superclásico, donde Enzo no ingresó y el equipo mostró una alarmante falta de liderazgo en el mediocampo. La decisión de Gallardo profundizó el desconcierto puertas adentro y alimentó versiones sobre un posible desenlace en silencio. Con su contrato venciendo el 31 de diciembre y el interés latente de Estudiantes, el partido ante Vélez podría ser su última función con la banda roja… siempre y cuando el propio DT decida incluirlo.
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En medio de un River que pelea por clasificar y busca cerrar el año con dignidad, el futuro de uno de sus ídolos más influyentes sigue envuelto en dudas. Si su despedida llega sin ovación ni Monumental lleno, será un final tan inesperado como doloroso para un jugador que marcó una era.