El regreso al triunfo ante Talleres fue un desahogo para River después de cuatro derrotas consecutivas, aunque la alegría se mezcló con la preocupación. A los 29 minutos del primer tiempo, Lautaro Rivero, que venía de debutar con la Selección Argentina, se tiró al piso y pidió el cambio. Marcelo Gallardo no lo podía creer, mientras Milton Casco se preparaba para ingresar rápidamente.
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Las imágenes generaron incertidumbre en los hinchas, que temían una lesión muscular o una recaída física. Sin embargo, el parte posterior trajo tranquilidad: Rivero fue reemplazado por un malestar estomacal y no por una dolencia física. De hecho, en el entretiempo se supo que Santiago Lencina también había sufrido una descompostura, lo que reforzó la idea de que fue algo circunstancial.

El cuerpo técnico celebró el diagnóstico aliviado, sabiendo que podrá contar con el zaguero para los próximos compromisos. Rivero se retiró por sus propios medios y ya se entrena con normalidad, sin secuelas. Justo en un momento muy bueno del defensor, el cual empleaba bien el puesto en el que estaba.
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Mientras tanto, el defensor sigue despertando interés en Europa. Atlético de Madrid y Tottenham son algunos de los clubes que lo tienen en carpeta. En River se muestran tranquilos: la cláusula de rescisión de 100 millones de euros parece ser una barrera suficiente para retener a una de las grandes promesas del fútbol argentino.