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Pasaron casi dos décadas desde aquella tarde del 2 de octubre de 2005, pero Radamel Falcao García la recuerda como si hubiera sido ayer. El colombiano, que venía de consagrarse campeón con la Selección Sub-20 de su país, llegó a River con los pies lastimados, sin imaginar que ese dolor se transformaría pronto en una historia legendaria.
"Esa semana había vuelto del Sudamericano y mis botas estaban duras, me sacaron ampollas. El técnico de la reserva me dijo que descansara, así que me fui a dormir una siesta a la casa de un amigo. Me despierta la empleada diciéndome que me estaban llamando para entrenar con el primer equipo. Pensé que estaba soñando", relató el Tigre entre risas.
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Falcao viajó en taxi al Monumental, aún con molestias, pero sin decir palabra. "Entrené con dolor, pero no quise decir nada. Me dieron la ropa y me quedé concentrado. No lo podía creer", recordó. Ese fin de semana, Leonardo Astrada lo incluyó en la lista y luego sería Reinaldo "Mostaza" Merlo quien lo catapultaría al once titular.
"Mostaza me llamó y me preguntó: ‘¿Si te pongo 20 minutos te da miedo?’ Le contesté: ‘Si tuviera miedo no estaría acá’. Me gustó esa respuesta, me dijo, vas de titular contra Independiente". Aquel partido no era uno más: enfrente estaban figuras como Sergio Agüero y Lucas Biglia, y River llegaba golpeado futbolística e institucionalmente.
El resto es historia. En el estadio Monumental, Falcao convirtió dos goles en el triunfo 3-1 ante el Rojo. "Estaba muy nervioso, pero cuando entré al campo me sentí libre. El primer gol fue como los que hacía en la Play: la piqué con la izquierda, me salió natural", contó.