El Millonario arrancó mejor, golpeó de entrada y dejó la sensación de estar en partido. Sin embargo, los brasileños aprovecharon sus chances y en los últimos minutos liquidaron la serie.

River salió al Allianz Parque decidido a cambiar la cara de la ida. Desde el inicio se plantó con posesión, presión alta y actitud. Armani sostuvo en dos o tres intervenciones y el premio llegó rápido: a los 8 minutos, Juanfer Quintero envió un centro perfecto desde la derecha que Maximiliano Salas conectó de cabeza al primer palo de Weverton para el 1-0. Era el arranque ideal y la llave quedaba abierta.
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La primera mitad tuvo control millonario, pero un golpe inesperado complicó el plan. Portillo sufrió una lesión a los 27 y debió salir reemplazado por Enzo Pérez. Ese cambio le quitó vértigo al equipo, aunque la solidez de River permitió llegar al descanso con la ventaja y con la sensación de estar mejor que el rival.

En el complemento, Palmeiras encontró oxígeno en su arma más temida: la pelota parada. A los 5 minutos, tras un rebote luego de un cabezazo de Vitor Roque, el delantero empujó de derecha para el empate. El 1-1 alteró el trámite y encendió las fricciones. El Flaco López cometió una falta fuerte y en la discusión posterior Acuña se llevó la amarilla.
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El desenlace fue doloroso. A los 86, Acuña cometió penal en un mano a mano, recibió la segunda amarilla y dejó a River con diez. Palmeiras no perdonó: primero el Flaco López puso el 2-1 a los 91 de penal, y apenas dos minutos después, con la defensa abierta, marcó el 3-1 definitivo. El global cerró 5-3 para los brasileños, que supieron esperar su momento y lo aprovecharon al máximo.
River se despidió con la frente alta, mostrando carácter en gran parte del partido, pero sufriendo en los detalles donde Palmeiras, fiel a su estilo, no suele fallar. La eliminación deja bronca, aunque también señales de que el equipo tiene bases sólidas para lo que viene.