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River volvió de Atlético Tucumán con mucho más que una derrota: perdió una racha valiosa que había resistido durante 15 partidos como visitante. Entre triunfos y empates, el Millonario no conocía la derrota fuera del Monumental desde hacía tiempo, hasta que el golpe ante el Decano lo dejó expuesto y con la necesidad de recomponerse rápidamente.

La derrota por 2-0 en el José Fierro no solo implicó dejar atrás ese invicto, sino también resignar la punta de la Zona B del Torneo Clausura. River, que había sido líder, perdió terreno importante frente a Riestra tras haber apostado por una formación con varios suplentes, pensando en lo que viene por la Copa Libertadores.
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El invicto de visitante estaba compuesto por seis triunfos y nueve empates. Una marca destacada que lo ubicaba como una de las rachas más largas del siglo para el club en ese tipo de partidos. Antes de esta derrota, River había conseguido mantenerse sin caídas fuera de casa desde diciembre del año pasado, cuando cayó ante Racing en Avellaneda en la última fecha del torneo local.

Este traspié llega en un momento delicado: River ya tiene la cabeza puesta en la revancha de la serie de cuartos con Palmeiras en la Copa Libertadores. Ahora, además de corregir errores futbolísticos, deberá ajustar mentalidad y demostrar rápido que puede sobreponerse al golpe de Tucumán. La racha ya no está, pero la urgencia de mostrar carácter se vuelve más fuerte.