Mateo Musacchio irrumpió en el fútbol argentino como una de las grandes promesas de River. El 10 de diciembre de 2006, bajo la conducción de Daniel Passarella, debutó en Primera con apenas 16 años y rápidamente llamó la atención de Europa. Sin embargo, su paso por Núñez fue fugaz: apenas disputó diez partidos oficiales antes de que llegara una oferta imposible de rechazar.
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En 2009, el Villarreal se lo llevó en medio de la crisis económica del club. Allí comenzó su etapa más sólida: tras un tiempo en el filial, fue promovido al primer equipo y se consolidó como referente. Durante ocho temporadas jugó 249 partidos y se convirtió en uno de los capitanes del Submarino Amarillo, ganándose prestigio en la liga española y atrayendo la atención de gigantes europeos.
En 2017, el Milan pagó 18 millones de euros por él, una cifra altísima para un defensor en aquel momento. Pero lo que pintaba para ser el salto definitivo se transformó en el principio del declive. Entre lesiones y pérdida de confianza, Musacchio solo jugó 21 partidos en dos temporadas. La cesión a la Lazio en 2021 tampoco cambió la historia: apenas sumó cuatro encuentros antes de rescindir contrato.
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A partir de allí, las oportunidades fueron cada vez más escasas. Sin club y sin continuidad, el defensor decidió ponerle fin a su carrera a mediados de 2023, con apenas 32 años. Aquel juvenil que había deslumbrado en River y que se proyectaba como figura internacional terminó retirándose mucho antes de lo esperado, dejando la sensación de una carrera que pudo ser mucho más grande.
Hoy, Musacchio es recordado como una promesa que llegó muy alto, pero cuyo recorrido se vio afectado por las lesiones y decisiones que no lo favorecieron. De todos modos, su nombre queda en la historia: el chico que debutó en River a los 16, que fue capitán en España y que alguna vez estuvo tasado como uno de los defensores más valiosos de su generación.