Nació en Moreno, provincia de Buenos Aires, y dio sus primeros pasos en clubes de barrio como Los Halcones y Villa Luro Norte. En 2018, con apenas 14 años, se incorporó a las inferiores de River como volante izquierdo, aunque luego pasó a desempeñarse como defensor central gracias a su estatura, contextura física y capacidad.
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Tras algunos entrenamientos con la Primera, en mayo de 2024 fue cedido a Central Córdoba, donde se destacó al conquistar la Copa Argentina y vencer a Flamengo en un encuentro internacional en el Maracaná. Sin embargo, su objetivo siempre fue el mismo: regresar a River.
En medio de su amor por el Manto Sagrado, hay una historia de superación. En 2024, luego de obtener el título con el equipo santiagueño, compartió una foto en la que se lo veía vendiendo alfajores para colaborar con su familia. En varias entrevistas que dio mientras defendía la camiseta del Ferroviario, repetía con convicción: "Mi sueño es debutar en River, poder jugar con ellos. Yo vine acá (SdE) por un propósito y es volver a River de la mejor forma y que me tengan en cuenta ahí".
Se hizo realidad el sábado. Aprovechando la baja de Paulo Díaz por una inflamación en la rodilla, y recién recuperado de unas molestias, estuvo listo para enfrentar a Independiente. Junto a Germán Pezzella, y luego con Sebastián Boselli, se hizo cargo de la zaga central y, junto a Armani, fue de los más sólidos del equipo.
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Con 1,85 metros y 21 años, se impuso en el juego aéreo y en los mano a mano, una de sus principales virtudes. No dio ninguna pelota por perdida y, con velocidad, fuerza y una zurda que hace tiempo no se veía en un defensor del Millonario, dejó claro que su regreso lo estaba esperando.